lunes, marzo 03, 2008

¿Argento-Canadian?

Sean y yo almorzando en nuestro primer día como universitarios

El 3 de Septiembre de 2007 fue mi primer día de clases en la Universidad Concordia, una de los dos universidades anglófonas en Montréal. Ya pasaron 6 meses desde aquella fecha, y ahora me encuentro a la mitad de mi segundo trimestre. Casualmente, este mes tuve un rendez-vous con el médico de familia, y éste me preguntó: ¿Cómo fue la experiencia de pasar de Brébeuf a Concordia?

Ahora, que ya pasaro unos días, me preguntó por qué me hizo tal pregunta mi médico. ¿El cambio será tan fuerte que hasta podría afectar mi salud? No creo. Talvez tenía otra intención. Lo que sé, es que el hombre se recibió de médico en McGill ("chán"). Tal vez le interesó la transición mía de un Cégep francófono clasificado "snob" a una universidad anglófona considerada "no tan snob". O tal vez me hizo la pregunta por sacar una conversación. Por cierto, la razón por la cual las horas de espera en las clínicas y hospotales son tan largas en Québec es porque a los médicos les encanta hablar de cosas insignificantes con los pacientes durante hoooras.... Exagero pero algo de verdad hay ahí (!)

Para responder a la pregunta, voy a poner algo claro. Jean-de-Brébeuf y Concordia son dos mundos totalmente diferentes. ¿Por qué? Por el idioma. Y por la gente. (¿Estarán relacionados?)

Durante los últimos meses estuve notando un cambio. Estoy hablando de un shift de indentidad. Cuando estudiaba en francés, con compañeros québécois y francófonos, yo estaba seguro de estar viviendo en Québec. Ahora vivo en Montréal... o Montreal, sin acento, porque el día a día nunca estuve tan alejado de la cultura quebequense.

Seguramente lo más importante es que en la universidad la proporción de gente de otras provincias y del extranjero es enorme, comparado con el cégep, donde es mínima. En Concordia tengo muchas más chances de cruzarme a un Chino que a un Québécois. Y si me cruzo a un Québécois, tampoco me entero. Seguramente hablemos en inglés por conveniencia.

Es cierto que por los pasillos, en la biblioteca, hasta en el aula de clases, uno escucha alumnos hablando en francés. HAY muchos montrealeses y extranjeros francófonos en Concordia. El personal de Concordia es mayoritariamente bilingüe. Los anuncios en las pantallas, los documentos y el sitio web también lo son. Hasta existe una revista francófona llamada L'Organe que , por cierto, es una da las mejores publicaciones que haya visto jamás. Sin embargo, el inglés domina la vida estudiantil. Es la lengua de enseñanza, y el único idioma universal entre estudiantes y profesores.

¿A qué voy con todo esto? Bueno, al conocer gente de lugares diferentes, al tener la oportunidad de hacerme amigos anglófonos, y al usar el inglés como lengua diaria, el francés pasó a ocupar un rol totalmente secundario. Si no fuera mi trabajo a tiempo parcial, donde uso el francés el 50% del tiempo, tengo la impresión de que podría prescindir de él.

Y por esto nunca me sentí menos Argento-Québecois que ahora. ¿Me estaré convirtiendo en un Argento-Canadian? Me estoy dando cuenta de por qué algunos Québecois, como los del Office québécois de la langue française (OQLF) le dan tanta importancia a su idioma, a que los inmigrantes lo aprendan, y a que se respete la Ley 101 (ver nota sobre la educación). Por primera vez me doy cuenta que el idioma importa, y que tendríamos que escuchar los discursos pro-francés (excepto aquellos con mensajes xenófobos) más en serio.
Para reflexionar...